Todo cristiano por su bautismo está llamado a vivir y anunciar el Evangelio. Como Iglesia local, y animados por nuestro Obispo, sucesor de los apóstoles, vivimos la catolicidad en la inquietud y esfuerzo de anunciar el Evangelio.

Nuestra Iglesia diocesana se enriquece cuando con espíritu misionero responde a la llamada de este anuncio. Sacerdotes, religiosos, laicos de nuestra diócesis siguen respondiendo a la llamada del anuncio “ad gentes”, sembrando el Evangelio en países de misión.

Una mirada a nuestra historia diocesana nos hace constatar esta riqueza de entrega, búsqueda y entrega por el anuncio. Misioneros y misioneras que proclamaron y proclaman la Buena Nueva y que amparados bajo la protección de San Jerónimo Hermosilla y San Valentín de Barriochoa, patronos de los misioneros riojanos, nos animan a no desfallecer en este empeño.